Serpen Phlox

Dueña

Desmayas sonrisas 
como algo natural, 
llevando las caricias en el aire
sin necesidad de tocar;
arremangando las palabras que se niegan, que refutan la ansiedad de salir allá afuera,
de gritar al cielo que su estrella mas pequeña 
ha caído en el verde fatigado de esta rosaleda. 
Refulges entre cantos,
consigo contemplarte... poco, 
brilla tanto tu presencia, 
que los ojos niegan entre lágrimas celosas, 
la necesidad boyante de mirar tu rostro.
Es un valle hermoso,
suaves las colinas tapizadas de momentos, 
rodeando un par de lagos que provocan,
perderse en la negrura que sofoca el alma,
que desgarra el corazón,
que lo angustia con el soplo de promesas
y lo zurce con hilos de ilusión.
Tus versos agridulces,
marinan mi carne con virtudes,
y luego te la comes,
dejando al final mi sustancia desnuda,
privada de todas esas cosas
que me hacen falta para recordarme, 
que soy amo de mi cuerpo;
al menos hasta ese punto,
donde las memorias asaltan 
con la furia de tus besos
y me hacen cavilar...
que eres dueña incluso de mis restos.