En mi mórbida visión de sangre y tiempo,
al borde de una fatídica y ancestral Sensación
de un presente cargado de oscuro pasado,
con un asmático respirar de alma mortecina ,
trasmuto en un barbárico y coincidente sincretismo.
He de amarte y odiarte por toda la eternidad,
por eso te veo, en apocalípticas visiones
con ángeles de rojos ojos y negras alas,
paseando tu atávica soberbia
como escarpelada pitonisa.
Tú La más profana de las reinas del engaño,
regenta absoluta, de amores moribundos,
En el más sórdidos de los abismos.
Hoy ya vuelta en impoluta y virginal poetisa,
Siseas con tu cabeza de medusa,
transformando indolentemente en piedras,
las incautas almas
de los ingenuos aduladores de la falsa palabrería.
Ha de llegar Perseo, hasta tu reino,
y con justicia os enviará
al ctónico mundo al que perteneces.
Y ese día, ese mismo día,
El sol en su cenit,
alumbrará con plenitud
la tierra de tus victimas,
La tierra de todos los santos inocentes.
L.M