Una tarde más,
la furia del cielo
se hizo viento frío,
incendio invernal que,
en abanico inmenso,
iluminó el horizonte
de blancas cruces,
donde la pasión
se anudó a mi cuello
y lo invisible
se hizo imagen
ante la mirada
de tu luna errante
...y me quedé mirando,
atónito, delirando con tu amor
ahogándome en llanto,
que en profunda sombra amarrada
se descargó del cielo
en salvaje soledad
... ¿cómo olvidarme de tus ojos?
de esa estrella gigante
perdiéndose en el mar