En mis noches...
Hay un viento que me mese,
un deseo que me aborda y un sueño eterno que estremece...
Pero no obstante con esto...
Tengo la fantasia absurda de volar,
tan alto, como el aguila, con alas de metal
y verle los ojos a un suelo que espectante de mi caida esta.
Querer volar...
Sueño de locos, ilusion de cualquier terrenal,
deseo de impresos teoremas
y manuales de maquinaria que no imagina que iras...
Tocar el cielo, soñar despierto, dominar el plano astral...
¿Que acaso no lo merecen todos?,
si ya del piso los pies cansados estan.
Volar...Volar...Volar...
¿Como no imaginar?...
¿Como no ser cometa?
y regir con deleite entre las estrellas,
un plano extinto, un reino virtual.
Volar...Volar...Volar...
Pisar el viento, descubrir lo que el ave siempre disfrutara,
que es el cielo etéreo y la cúpula terrenal...
Ver de arriba a los infiernos y sentirme un Dios sin culpa...
Desempeñar mi vida entre planeos
y vuelos de incandescente Sol con virutas de un pulsar.
Volar...Volar...Volar...
Eso quisiera yo, eso añora mi ser,
estar en las alturas del hoy y del amanecer...
Sentirme petirrojo, sentirme golondrina de cristal...
Ser hoja que al caer del árbol, solo se le permite flotar.
El vuelo que hoy imagino,
no es otro pecado para expiar...
Solo es un verdadero deseo,
de esperar la lluvia y ver como cae al mar,
un inquietante juego del ver como moja con su beso,
a los terrenales cada gota de ambrosía desértica
y cada veta de oro del hermoso rocio matinal.
Carlos Leobardo Segovia Gutierrez