La negra baja desde la montaña,
viene trayendo cantos lejanos,
se encienden cocuyos paganos
y con su hez el tiempo me amaña.
No sabe ella con què saña
la oscurera con sus insanos
mounstruos vaciò mis manos
de un tesoro màs dulce que caña.
Quedò un frìo tan latente,
que el otrora corazòn riente
tiene bruma y tempestad.
Nunca màs volviò a amanecer,
sòlo rocìo visual con su padecer
viene a nacer en la soledad.
TRISTES ECOS
En mi alma mueren todos los deseos,
ellos llegan trayendo tristes ecos
de momentos hechos trizas, flecos
de nùbiles ànsias y sus apogeos.
Hace un tiempo los creì sòlo reos,
asìdos como aquellos muñecos
que se usan por instantes entecos
y se desechan cual si fuesen feos.
Còmo diferenciar amor de cariño
si los dos bebì en la misma copa,
al cielo llego si a su cuerpo me ciño
y me adentro libre de toda ropa
este hoy es ausencia con la que riño
pues ya no voy viento en popa.