Vives ahí...
en un mítico poema
azul de mar con piel de girasoles.
Me lo ha contado la luna
que cabalga en tus ojos
y el sol que me deslumbra las metáforas.
Vives ahí
de la aurora al ocaso
alumbrando mi estro con semánticas luciérnagas.
Es un corcel desbocado
el deseo que palpita
en las tildes
del arco de tu cuerpo.
Más, no me alcanza el verbo
para llenar tu mirada
con unicornios noctámbulos.
Ni dibujar tu relieve
ni besar tus orillas
ni vaciar en arpegios
el estertor de tu cuerpo.
No, no te puedo contar de la luna el reverso
tan solo sé escribir
en tu oceáno de luz...
mis oníricos versos.