noventa
debe ser la altura de tus pechos
que en ristre atan mis sentidos
me desarman y caigo
cual largo soy
sobre esos tus brazos
y baja mi boca por la simetría
que imagino
hasta llegar al ombligo
el de mi mundo
en el que estoy unido y renazco
sesenta
adelgazas de repente
y mis manos se hacen tiernas
y ansiosas esperan
la otra curva ya sin frenos
y todos mis sentidos se despiertan
es cuestión de vida o muerte
noventa
habla tu cadera
me nombran todas las esferas
la perfección del círculo
el deshoje de mil pétalos
alfombran mi lengua con néctar
creo estar encerrado en un mundo
donde solo existimos juntos
rodeados de seres que nos alaban.