Ahora tengo más miedo,
porque un espectro carcome
mi vientre y... sin que me dome,
ese placer le concedo.
Hoy que volar más no puedo,
las letras se esfuman todas
en las paredes y en odas
ajenas se han refugiado,
pues estoy desconcertado;
tú muda, a mi alma incomodas.
Mujer, di por qué es arcano
tu esquivo sol en mi erial,
la muerte descomunal
me aplasta en su acto ufano.
¿Por qué no siento tu mano,
bello ángel de mi destino?,
de mi proceder mezquino
cargo en mi ser mil condenas
por omisiones, las penas
son no verte en el camino.
Soy yo quien te causa mal,
tu voz duerme en mis oídos,
tu nombre vive en mis sentidos,
y mi pago en ti es letal.
Cultivas mi yermo erial
con flores de tu alma buena,
a cambio te doy la pena,
de sufrir la incertidumbre,
por mi grotesca costumbre
de limitar mi faena.
Sí, te quiero y bien lo sabes,
quererte es irremediable,
por quererte soy culpable
de que tus bríos acabes.
Me conferiste las llaves
de tu alma y soy tan dichoso,
no quiero trocar tortuoso
al fiel hado con mis actos
imprudentes... por impactos
de mi espíritu ominoso.
Eduh Siqueiros (Derechos de autor)