Este camino lleva a la montaña
los cielos que deseo duermen en ella
nuestras lenguas se quiebran y pulverizan
la tormenta enmudece con labios vibrantes
Mientras los ríos cambian de curso
recuerdo la manera de mirar al mundo
Hay mucho sin ti de truenos y truenos
que no dicen nada
A los oídos que no son un adorno
los plena el sonido del madero
y la piedra canta sus deslaves
El pan sobre la mesa hace añorar
al África niña y su tierra sagrada
Me he llevado un puñado de sal a la boca
para lastimar sus heridas
la tersura de su piel ha nacido
para corroer mi alma
no hay nada dulce cuando se vacían los ojos
y un paso sigue al otro y al otro
sólo por hacerlo
en este mundo pequeño