En estos tiempos conturbados, con cambios constantes, sin tiempo para digerir, vamos junto con la ola de pérdidas de identidad e de valores que hoy son casi condenados.
Segura con todas mis fuerzas intento quedar en sitio seguro e no cambiar, no quiero ser uno más, pero ser la diferencia.
Siguiendo mi vida, sin molestar, la misma seré siempre, nunca cambiaré, no quiero, no me gusta lo que veo.
La buena educación desapareció, el respecto, el amor proprio, la dignidad individual, como un virus ha cogido la juventud, dando vueltas sobre sí mismos, no tienen camino hacia su futuro. Que no digan que es por falta de libertad, muchas revueltas se hicieron en nombre de ella. El resultado no puede ser peor.
La crisis moral es peor que la monetaria, por veces tengo vergüenza de ser mujer, algunos hombres sentirán lo mismo.
Así está una grande parte del mundo, así se vive en esta democracia, distinta de la verdadera.
Julio no parece el mismo de antes, frio, lluvia, viento del norte que limita ir hasta la playa o sentarse en una terraza de una cafetería.
Me he ido hasta mi playa, mirar cómo podría vender mi piso, ya que mi hija no contesta ni por teléfono ni Email a la promotora que lo está vendiendo.
Desde hace un año que tengo comprador, lo paga todo en el acto de la escritura, ella no contesta. ¿Dónde están las leyes justas e normales? Vine triste, total no soy dueña de lo que es mío. No tengo nada. Solamente la espera del termino de mi vida. Así mi testamento está hecho, cuando cierre los ojos de lo que por ley me pertenece nada tendrán.
Mui por bajo, triste e desilusionada, mi compañero me forzó a ir hasta Lisboa, hacía ya cuarenta años que no iba ocupada creando los hijos de los otros, trabajando no duro, sustentando a todos, cuidando de mi enorme casa, enterrando mis seres queridos, llorando su pérdida. Ultrapasando momentos terribles por la enfermedad de mi Marido que junto a Dios seguro está.
Hoy me dicen que nada es mío, que era del, ¡que engañadas están! Ni caso hago de tanta ignorancia.
Por unos días fui feliz, volví hacia atrás muchos años. Anduve kilómetros a pie por el Chiado, sentí el frescor del rio Tajo. Sentada en la terraza del Nicola, mirando los majestosos arboles de la plaza, volví a tener veinte años. Agradezco de corazón a mi compañero este regalo, que lo he disfrutado con avidez e me ha dado un nuevo impulso, para seguir adelante e volver a ser llama viva en mi voluntad de vivir. Gracias Amigo Joaquín.
Ya escribiré sobre Lisboa, e mas sitios. Ya que de la fama de ser mala no me libro, entonces a hacer lo que siempre he soñado e no lo hice.
Oporto, 28 de Julio de 2014
Carminha nieves