Mil versos reproducen los recuerdos:
y son versos con sabor a gloria,
y son versos con hedor de averno...
¡Y quién sabe si al escribir el verso
por la amada sufra el converso,
o del pálido ocaso el disfrute
de un alma yerta que se llevó sin nombre
al infinito negro al poseso fiel
de un amor insulso!
¡Ah! Viento de otoño ¡frío cual cadáver
que dormitar entre las sombras!¡Mirad!
vienen hoy a recordarme en sus versos negros
en mis recuerdos grises, piel que se desgaja,
que se marchita en desesperanza...
Ya dormitan piedras del dolor cansino.
Ya se extiende polvo y viejo al sórdido tañer del campanario
¡Ay! marquesina y osamenta fría,
en el erial de mis anhelos, abrazo y bebo los tormentos…
Ya se acurrucan huesos fríos,
¡ay! los huesos fríos
¡Mil huesos en las sombras duermen!
Ya les acaricio y tal vez sean mis recuerdos
que trasladen mis antojos a un negro lecho,
¡Oh! mi flácida esperanza...
Si he de encontrarme con sus besos,
si he de enredarme con sus huesos.
en un verso triste, entre la sombras tristes
¡Ay!
Sin luna blanca,
sin azul encanto,
y un poco más...muy cerquita en las tinieblas,
ya el rumor de los amantes se oyere
amarse en frìoespanto
que, sugiere, ¡sì!
¡oh, sugiere cadàvericas nupcias,
el susurro espeluznante
del suspiro de la muerte...
Autor: Santos Castro Checa
MallaresPerù
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