Abrí mi puerta de sentimientos
Encontré un desorden de sufrimientos,
Me ahogaba en el invierno de mi soledad
Y se invadió mi razón de terquedad.
Los vicios de las nostalgias del ayer
Se reían en mi armario también;
Y tus fotos radiaron de ilusión,
Que opacaron este miserable corazón.
Palabras quietas y cautivas,
De mi alma emergen lágrimas,
Regando estos áridos labios
Secos, fríos y calcinados.
Muy dentro mi amor pregunta si vive o no,
Algo sordo se escucha del montón;
Es la prisión hermosa
De tu vida envidiosa.
Me arrullé en las sábanas de mis pensamientos,
La luz hoscosa apagó esos momentos.
Me puse a recoger las alegrías engorrosas,
Que en su ataúd deslizaron primorosas.