No más rincones oscuros donde olvidar suspiros,
No más absurdas ilusiones que rotas nos consumen.
No más gritos ni angustias ni dolores.
No más ausencias, no más rencores.
No más frío creciendo sobre el alma.
No más tristeza “por-Dios-que-estoy-muriendo”.
No más temor a ver llegar el Sol y seguir solos.
No más reír pero por dentro llanto.
No más soledad cerrada a cal y canto.
Ahora somos dos, tomados de las manos.
Y podemos entregarnos las entrañas.
Ahora tú y yo, y voy cantando.
Y vas alegre, feliz, y vas riendo.
Y vamos juntos, nos estamos amando.