Managua, 28 de Julio de 2014.
Es mi amor de poeta y de hombre
el que hace rodar mis palabras
que buscan alcanzar cada sensación de tu piel,
que buscan estremecer con ardor todo tu ser.
Es este volcán que ya no puede contener tanto calor
que quema y hacen ebullicionar mis venas.
Viniste a mi vida y te adentraste,
con mis temores acabaste
y también con mis lamentadas penas.
Se paseó mi verso sobre tu ansioso cuerpo
y te poseyó por completo,
te abrazaste a mi cintura y
para siempre me dejaste preso.
Avanza el sol en su diario camino, y te digo:
“Plácida tarde con hilos de sol encendidos,
y los tonos de mi amor sobre tu vestido.
Llena el cielo la plenitud de tus sentidos,
los trinos de los pájaros y nuestros versos tañidos.
Es la época del verso y la mirada
de tu sonrisa y tu voz tan clara.
Es la época de mis ansias desesperadas,
de la esperanza que a mi poema ampara.
Con tus versos los míos has bruñido,
y con tu poesía dulcemente almibarada,
mi pasión y mis deseos encendido”