Disfrazas tu corazón de ironía...
para que nadie lo vea desnudo,
resulta fácil ponerle un escudo...
y disimular su lenta agonía.
Esgrimes el humor como una lanza
para amenazar al creciente tedio
de la soledad que vive al asedio...
y de perseguirte nunca se cansa.
Todos los días ensayas la risa
cuando te miras de frente al espejo
soñando encontrar al ansiado amor...
mas en las manos se agrietan caricias...
se vuelve viejo el rostro del reflejo...
¡mientras al alma la arruga el dolor!