Estrella era una niña,
sí, se llamaba Estrella,
juguetona y linda
de sonrisa serena.
A ella le gustaba jugar
y comer galletas,
y también hablar
con su vieja muñeca.
Le gustaba ver el sol
esconderse a lo lejos,
y correr muy veloz
con su inquieto perro.
Le gustaba a Estrella
oler flores rosadas
y asistir a la escuela
cada mañana.
Le fascinaba contar mariposas
y adivinar de las nubes sus figuras,
lograr que se pusieran borrosas
de tanto mirarlas con ternura.
Estrella la lluvia esperaba
para bañarse con sus gotas,
y así los charcos salpicaba
con sus rojas y pequeñas botas.
Salpicar y salpicar agua
era su gran diversión,
Estrella bajo la lluvia jugaba
mientras le saltaba el corazón.
Estrella a la lluvia amaba
pero más amaba los charcos,
corría bajo la lluvia y salpicaba
dando siempre alegres saltos.
Estrella creció y olvidó galletas,
olvidó oler flores y contar mariposas,
olvidó las nubes y la muñeca
y otras tantas y tantas cosas.
Pero el recuerdo sigue intacto
de aquella hermosa frescura
de salpicar agua en los charcos
cuando se bañaba bajo la lluvia.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela