Que me despierten mil besos
y me abracen mil palabras,
me sostengan cien caricias
y me siembres cien recuerdos.
Que se apriete bien el tiempo
para que quepa el perdido,
que al despertarnos fundidos
tímido el sol disimule
y mirando hacia otro lado
nos quiera velar el sueño.
Que arrepentido el destino
por fin quiera ser nuestro amigo,
y mi mano sea tu abrigo
y tus pisadas mi camino.