Jugos del corazón,
polvos del camino.
Las lágrimas lloradas.
lluvias son del alma
Recordar y olvidar,
tarea literaria.
Suspiros desvelos,
en copas de brandy,
libando amarguras
hasta la embriaguez
insulsa, tiempos
displicentes de odios
estériles. Abortos
de ilusiones muertas
tiempos transcurridos.
Estaciones de tren
desiertas, donde un par
de amantes se dicen adiós
para siempre. Sin saberlo.
De qué otra cosa puede
hablar la gente común,
sino de su itinerario
y las incidencias del camino.
Un poema tan extraño
como este, surge
en los reversos del alma.
Porque al final se aprende
a olvidar los recuerdos.