Cuando los deseos primitivos hacen mella en mí,
tórridos fulgores de gritos y gemidos en tropel
como cien potros desbocados,
suben por mi espalda, haciendo estallar en mis sienes,
sus cuatrocientos cascos de ardiente pasión.
Tú eres la culpable,
del bufar eréctil del minotauro
que hiere ardiente y constantemente ,
todo mi ser.
Y cuando mis dedos
como raíces De mil robles sedientos,
recorren irreflexivos
la pradera de tu vientre.
Tu cuerpo se inflama y convulsiona,
y los volcanes de tus pechos
derraman la ardiente lava,
en un espasmódico e incontenible clímax.
Metafísica excitación de un placer intenso
me transporta a un mundo de arcanas
Y sanctasanctórum sensaciones.
¿Qué más se puede pedir de ti?
¿Qué más….que más…
Solo un poema, tan solo eso...
un poema.
L.M