Luna Blanca, Luna Negra
y dentro del alma
una pena.
Rio claro, Rio turbio
y en tus ojos
un anuncio.
Un grito silencioso
de esperanza y alegría.
Que se vuelve melodioso
al escucharlo noche y día.
Es el canto de los sueños,
que despierta tus sentidos.
No hay anhelos muy pequeños
ni ideales perdidos.
Como un ave que se eleva
buscando el firmamento.
Que la hace prisionera
sin dolor y sin tormento.
Y cuando divisa el horizonte,
lleno de la lejanía infinita.
En sus ojos ya no esconde
la alegría, que a cantar invita.
Llegas al valle del olvido
donde el árbol de la ilusión,
crece en el recuerdo de lo vivido,
y su fruto es la pasión.
Una flor de infinito esplendor,
sola y única en su clase.
Le engalana y da candor,
a su frondoso ramaje.
Las sombras del atardecer
conjuran formas fantasmales.
Quieres al vuelo volver,
y retornar a lejanos lugares.
El tiempo olvida y hace olvidar.
El camino recorrido ya es historía.
Es mejor, volver a comenzar,
y no tener que confrontar a la memoria.
Te marchas, sin rumbo ni meta.
Es tu naturaleza, tu sino.
Luchas con la vida y ella te respeta,
y sigues recorriendo tu camino.
La ruta se hace infinita,
pero sabes que debes continuar.
Mucha templanza se necesita,
para la carga poder soportar.
Vuelas hacia la noche oscura,
sientes que el tiempo te gana.
Tu lucha se hace muy dura
y no sabes que pasara mañana.
Un Mar, un horizonte, un espacio
son del tamaño de lo vivido.
Tu viaje se vuelve reacio,
y ayer, es otra vez el olvido.