Es muy inquietante el camino
que busca la luz, que clama al quizá
que fue un día inmensa alegría,
hoy agonía que se torna gris
en el abismo de poemas inquietos,
guardados en jarrones rotos.
Optaste por un amor tranquilo,
tratando de olvidar las noches
de orgasmos intensos,
mas al mirarte en el espejo
descubres que la caricia prohibida
recorre tu cuerpo hasta devolver
a tu alma el grito supremo del placer.
Este breve momento no cambiara nada,
salvo que me dejes componer
tu corazón herido, quitar con una caricia
tus lagrimas ya secas, crear los sueños
de anhelos, revivir tus ilusiones
y que subastes tu cama desierta de hielo y leña,
tu frustración, tristeza, el reclamo,
tus ansias de tragedia...
y sobre todo, sobre todo, la despedida.
Porque esa, esa nos va a volver a lastimar.