Lagrimas caían por sus mejillas,
Cansada por la ardua faena diaria
Se sentó.
El esposo entro, sin más tomo un vaso
De vino y salió.
Mientras ella seguía llorando;
Entro el hijo, vio a su madre y se burló
Diciéndole: ¿Por qué llora por un hombre así?
Ella suave, disimuló una risa de carcajadas,
Mientras negaba con la cabeza.
Sin más entro la abuela, vio a su hija,
Sin preguntas, también lloró.
Entro el esposo ya cansado de esperar,
Y pregunto: ¿Cuánto falta?
La esposa con los ojos rojos de tanto llorar,
Dijo: están casi listas.
Y agregó:
Estoy empezando a hacerte pebre.