“Besad a esos pobres niños
que van solos por el mundo
sin encontrar pan ni abrigo”
Juan Ramón Jiménez
El niño estaba llorando.
De hambre el niño lloraba.
La gente iba pasando,
pero nadie lo miraba.
¡Ay, cómo lloraba el niño¡
¡Ay, cómo lloraba¡
En el suelo desolado,
ensangrentado e impío,
estaba el niño postrado
titiritando de frío.
¡Ay, que escena conmovedora¡
Pero nadie la veía.
El niño estaba llorando
en el suelo, a su merced.
La gente iba pasando
y nadie calmó su sed.
¡Ay, que secos estaban
los labios del niño¡
Un beso el niño imploraba,
presintiendo que moría,
pero nadie lo besaba.
¡Tan sólo mi poesía¡
¡Ay, qué triste moría el niño¡
¡Ay, qué triste¡
El niño cerró los ojos,
cerró los ojos el niño
para dejar de sufrir.
Y nadie le dio cariño.
¡Ay, qué solo se fue el niño¡
¡Ay, al cielo¡