¡Qué podrás decir ahora amapola
si todo; murió de espinas amiga!,
un ruego por tus faldas que no abriga
¡clama; tu dolor en vano se inmola.!
Y me has dejado con el alma sola
toda; como muriendo sin clemencia
dímelo; en las bocas de tu conciencia
¿qué pasó mujer?; si siempre te he amado
¡habla por favor cuál es mi pecado
para yo cumplir con mi penitencia!.
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John Morales Arriola.