¿Qué por qué quiero ser libre..., libre como el aire?
¡Mira quién pregunta...!, acaso no fuiste Tú
El que inventó el albedrío; deja pues que yo lo use...,
Y sólo si me equivoco..., ponle tilde a mis palabras
Para que la gente sepa, que has sido Tú..., el del puntaje...
Correteando por mis montes, sedentario en las sabanas
Me he vuelto a enamorar, aunque..., a ese tipo de amor
Le dije una vez ¡Lárgate!
Pero, mira si es difícil dejar pasar de largo, a una virgen
Con negros cabellos largos, y con un par de ojos que en sí
Mismo son un “milagro...”
-Haces bien, porque yo no hago milagros-
Ah, si eres montonero..., bendito amor de los ángeles...,
Que como fugados del cielo, se hacen fuente de consuelo para los tristes hidalgos...
¡Colorea pues mi blanca alma, con el carmesí de tus labios
Y deja que tu río me bañe..., sin importar si hace frío..., o si me hierve la sangre!
Dejé ya que el preludio con sus apuros invernales, me asaltara en el oriente..,
Me soltara en la esperanza..., porque ya para qué me resisto... a la “tentación
De la carne....”
Te dije que me dejaras incontrito en los ramales..., en las fuentes del brebaje;
En los pompones de la savia, y en los firmamentos inefables que con aromas
De moras se me brindan en la tarde... ¡Ah, qué amor!..., que gran pincelada has tenido Tú, que inventaste de mis huesos tan hermosos ángeles....
Y, es que si te he de ser sincero..., te diré: ¡no,...no se te ha escapado un detalle...!, y luego me la entregas, de fino o grueso talle...; eso..., eso a mí qué me importa..., si una vez le dije ¡lárgate!, y hoy estoy a sus pies..., como corderito en su ara, para brindarle mi amor...., hasta que el alba se ensanche....
Theo Corona
NY, sep. 12, 2011
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(Uno del baúl de los recuerdos)