Adoro tu perfume, bañado en sentimientos...
Adoro esa sonrisa tuya, que alimenta con dulzura,
de lo salado de mi cuerpo...
Adoro mil cosas de ti que ni tu sabes, eso es cierto...
Pues tu jamas te veras entera, como yo...Te veo...
Pues desde el corazón te siento.
Palpitas como herida abierta...
Cicatrizas como cemento fresco...
Pero no me dañas ni lastimas
con tu voz o el suspiro de su eco...
Deseame un poco Amor...
Deseame un poco almenos...
Y dejate llevar al vuelo como yo,
un Ikaro que va hacia el Sol
y aunque se quema siempre sera férreo...
Entre risas, entre añoranzas y anhelos, así...
Como la dulce brisa que con rocío baña tu cuerpo.
¡Me naces del Corazón¡...
Y del alma como verso...
Y vivo mi vida por ti
y si me lo pidieras...Muero...
Hay cosas bellas en la tierra...
En el cielo hay aves que trinan,
pero siempre anidan en los cedros...
Y en este mar remoto,
en este océano eterno,
se esconden entre lo profundo,
Mil corales y secretos.
¡Me naces del Corazón!...
Y renazco yo con tus besos,
inclusive me atrevo a decir que entre sueños te venero,
que entre ondinas y fantasías te veo.
Haz oído mis historias y yo...Todos tus cuentos...
Tenemos un final feliz, pues tubimos, un dulce comienzo...
Pero eso jamas a los demás diremos,
pues seria como comparar a dos copos en invierno...
Entre tu y yo te propongo, que conservemos un secreto...
¡Que me naces del Corazón!...
Y \"Tu creciste de mis Sueños\".
Carlos Leobardo Segovia Gutierrez