Ella... Nunca me protesta,
y siempre dispuesta está,
para con todo su afecto
recibirme a mi llegar.
Sin reproches, calientita,
cuan largo y ancho yo esté,
me abriga con su cariño
sin preguntarme porqué.
Ella es mi vida mi anhelo
mi dueña siempre; y no sé,
pero extraño su presencia
si ausente estoy sin querer.
Es mi amiga por el día,
y en la noche, súper bien
nunca preciso de hablarle;
Me quiere encima de si...
En su regazo me abraza
hasta dormirme por fin.
¡Oh mi cama, mi camita!!!
Cómo la quiero... A morir.