Qué puedo decir, que te mate
te disparo, saetas de pétalos
y siempre quedas lejos
mis manos cortas de distancias
por lejanas, resultan vanas
si a tu cuerpo pleno, no llego.
Amada, llega a mí, desde el tiempo
de horas pasadas, perdidas sin remedio
hagamos votos de lujuria desenfrenada
emprendamos el vuelo a los cielos intensos
del amor mas puro y sentido
que la locura nos tome embriagadora
nuestra carne será, la tierra fecunda
en que el inicio primigenio se concrete
que explote todo en luces y calores
que solo quede la sombra de tus ojos
mirando los míos.
Entonces, caeré herido, de mis saetas
de amor sucumbido
y resucitado por vos.