Niego a mis sentidos,
tu fija presencia,
cuando la casualidad,
cruza nuestros pasos,
tu andar de sol,
perturba mi falsa indiferencia,
que rendido me entrega,
cual reo a tus brazos.
Cómo quisiera huir,
al filo de tus ojos,
que rasga mi piel,
y me desangra,
y me fluye este deseo,
que sepulto en un sonrojo,
y maldigo el instante,
que al pasar,
robas mi calma.
Pasas a mi lado,
y ya no existe nada más,
tu cuerpo en el mío,
ansío confundir al caminar,
y sonríes a mi angustia,
y guardo el beso que no das,
entonces, doy la media vuelta,
porque atado al silencio,
no escapará el suspiro,
ese, que tu altivez,
no me ha de arrancar.
Si desnudo de orgullo,
detengo el tiempo cuando pasas,
llegaría más allá de mi pasión,
mutilada en tu prisa,
y con la misma intensidad,
de este anhelar cobarde,
te haría el amor con rabia,
desde el morbo más oscuro,
hasta la más sutil caricia.
Te haría el amor,
que nunca imaginaste vivir,
hasta que adicto tiemble,
tu cuerpo al roce de mi sexo,
tu sed pueda que implore,
ya de mi boca un beso,
pero sería ya tarde,
porque en tu loco deseo,
yo te abandonaría,
sin la esperanza de un regreso.
Tal vez entre la gente,
que en nubes desanda la ciudad,
me cruce un día contigo,
sin apenas detenerme,
notarás que ya no gira,
a tu paso mi mirar indiferente,
ni el instinto del suspiro,
que yo arranqué del aire,
para callar así,
mi urgencia por tenerte.
No he de volver la cara,
porque te irás borrando,
así, como se borra el sol,
en el puntual ocaso,
como el aroma hundido
allá en la flor que duerme.
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SYOL LOPEZ