Maldito enemigo
cual abrojo prendido,
que consumes mi tiempo
tornándolo muy lento,
y guías mi camino
tras disfraz de amigo.
Promueves con esmero
tu poder engañero,
y profunda tristeza
quiebra mi fortaleza.
Careces de compasión,
y sabes mi sonrisa
arrebatar con prisa.
Hoy rompo la cadena
que casi me condena,
y te lo puedo decir:
Sal m-i-e-d-o. . .Quiero vivir.
La mirada al cielo
hacia ÉL yo elevo,
y soy correspondida.
Al fin. . .Mi alma respira.
Autor: Graciela Beatriz Traverso.