Habremos hecho pedazos los insignificantes
fragmentos que quedan de nuestros ánimos
y serán cenizas que vuelan en el viento.
no se alejan, y no me alejas del incrédulo
sentir de inestabilidad emocional,
de ser existencia interrogante,
la duda materializada
y la certeza de querer huir.
Podre reír cuando descanse la pena profana
del cementerio de mis días pasados.
Podre llorar cuando mi tiempo eclipse
la sonrisa que tengo guardada para que
la alegría no muera de frío en este duro invierno.
Te miento tanto al decirte la verdad.
Jamás veras los muertos que escondo tras mis ojos,
Que se ahogan en el mar lastimoso de mi última cena.
Es que no hay palabras, aun no existe la forma de describir tal sentimiento.
Con palabras no puedo explicar que se siente el morir de amor.
Lemos Maximiliano Daniel.
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