El rocío aciaga el ocaso de un domingo, que nos rememora la ilusión de un final y la pesadez de una sustancia que pronto comienza. Más la quimera de un domingo se desvanece en el tiempo de un aro cuyo centro, final y principio se nos juntan en todas las posibilidades del azar. - El rocío de un domingo -
Junior R. Velazquez L.
29.10.2013