Reconocerme en la distancia de tus ojos,
en el aullido feroz de mi inconsciente
apresado por tu astral toque…
Es relamer el cristal que rompe
la rueda gravitatoria
de tu transitoria ausencia…
Desvestir el empuje oral,
que yergue indescriptible en los atriles del silencio,
-columna de espejos-,
sosteniendo la indomable visión de mi espíritu…
Conservar entre los labios tu acento índigo,
mientras se mece dormida tu sombra
en el vaivén de mis suspiros huérfanos…
Deslumbrar al tiempo
con la vehemencia de mis notas,
que transportan misteriosas tu verbo dormido…
Como olas de estrellas que se agitan
en el mar bravío de tu aliento,
proyección perfecta e infinita
de todo cuánto siento…