L. Roberto M. Uriostegui

A mi primo, en paz descanse

Mejillas Durazno

Quisiera no llorar mientras escribo,

ser fuerte y darte sonrisas.

Ser Dios y hacer milagros

más soy humano, niño, y te lloro.

  

Haz olvidado pequeño tus mejilllas durazno,

tu sonrisa no la has abandonado,

pero tus ojos manténlos brillantes amado,

y verás que aquí seguiré a tu lado.

 

Peleaste con fiereza cual caballero armado,

con tu cabello corto abatiste la tristeza,

y así, sin más preparación que fortaleza

peleaste junto con Dios, eres su niño amado.

 

Te necesitan ahora los ángeles

y debes acudir a su llamado

y tus mejillas durazno, niño

en mi corazón se han quedado.

 

Y ahora con tu cuerpo frío

no más nos hemos quedado,

quisiera decirte que la mañana fue helada

pero no importa ya, no hay que tu sepas nada.

 

Estoy seguro que si vieras questa casa

te enojarías y simplemente dirías que no

que simplemente te ha tocado a ti

ser acariciado por nuestro Dios.

 

Aún no sé como será aquí sin ti,

pero si te digo así: nunca sin ti

tu estás presente justo aquí

dentro de mi, dentro de todos.

 

Quisiera no llorar mientras te veo

ser vida y entregarme

ser olvido y sólo alejarme

más soy humano, niño, y te lloro.