Te me apareciste una vez en un sueño.
Me sonreíste, y me dijiste que no eras nada mas que una ilusión.
Pero yo no quise creerte.
Luego me cantaste una bella armonía que alegró mi día.
Me tomaste dulcemente entre tus brazos.
Y me dijiste que eso no duraría.
Pero yo no quise creerte.
Y luego desapareciste entre sombras, y volaste hacia el misterio.
Y ahora me doy cuenta, que debí creerte.
Que eras un sueño, solamente...
Tu sonrisa de diamante, no volveré a ver.
Y tu belleza interminable, se ha quedado en el ayer.
Ahora lloro.
Ya no vivo.
Y mis sueños se han ido.
Ahora haría lo que fuera por guardar, ese canto angelical.