Soy un hombre respetuoso,
tengo la edad de Cristo
multiplicada por tres
y me vera usted
que me mantengo de pie.
Setenta años anduve
entre jardines y zarzas
vi florecer el jazmín
y espinarme las espaldas.
Voy a dejar sentencia
de que aún no he muerto,
porque no fuí de querencias
ni atracado a ningún puerto.
la borrasca me llevó
como cometa en el aire
cuando volví a casa
me reconocí como padre.
En el norte sembre añañucas
en el centro lirios blancos
al sur lluvioso un clavel,
que aún estando lejos
no me olvide de él.
He volado en altura
cantando entre zorzales
tordos negros y jilgueros
unos menos cansados
y otros más que ligeros.
Como barco cansado
a punto de deguasarce
vengo a enamorarme
de mi primer amor
que ya siendo una flor
a punto de deshojarse