Te conocí una mañana,
pisabas con suavidad la arena,
el agua acariciaba tus pies,
me quedé impresionada de tu esbelto cuerpo,
nos saludamos y presentamos con afecto,
nos sumergimos en el agua,
el oleaje del mar nos arropaba,
saltamos las olas y nos abrazamos,
el agua del mar acariciaba nuestra piel.
Fuimos nadando hasta una gran roca,
nos arrimamos y besamos de manera apasionada,
tu me dijiste te quiero
y te contesté :¡ Sin tí no puedo vivir!
Salimos del mar cogidos de la mano,
paseamos por la orilla,
conversamos sobre nuestros sentimientos.
Decidimos visitar los miradores de Cullera.
Por la tarde desde el balcón observador
contemplamos la panorámica de la costa
y de la albufera de Valencia.
Bajo la sombra de un árbol nos abrazamos,
tras una serie de besos candentes,
llegamos al paraíso.
Un escalofrio recorre nuestro cuerpo.
La dicha invade nuestra alma.
Fuimos de excursión a la albufera de Valencia,
cogimos una barca de remos,
contemplando el hermoso paisaje.
Una serie de tiernas caricias
acaloraban nuestros cuerpos,
beso tras beso encendían la “llama del amor”.
al terminar el crucero por la albufera,
posamos en una típica barraca,
nos fotografiamos juntos,
y cada vez que veo la foto,
recuerdo la historia de amor.