Hugo Emilio Ocanto

Dame tu mano (Poema) GRABADO

Sentado en un banco de plaza estoy.

Te espero con ansiedad.

Llegas, nos damos un beso.

Un sacerdote amigo

ha fallecido.

Tristeza hemos sentido

por su muerte.

Ya su alma ha de estar

junto a la del Señor.

Ante esta situación,

prefiero el silencio.

Amor...

entrégame tu mano.

Sostengámonos mutuamente...

siento inmenso placer

tu mano apretada a la mía.

Me haces sentir

que tengo parte

del mundo

junto a mí...

El mundo bueno,

el mundo sano.

Un mundo que reconforta

mi espíritu triste,

el cual no siempre

se siente así,

porque teniéndote a ti

en mi interior

haces que me sienta feliz.

Siempre busco la felicidad,

y en ti la encuentro.

Si alguna vez me dejases,

he de morir un poco.

¡Qué increíble es el amor!...

El contacto de la piel

de tu mano, solo eso,

hoy me hace sentir

una inmensa paz interior,

a pesar de mi dolor.

Ante la muerte

de los seres queridos,

me apeno, me entristece...

¡Pero cuánto vales

tú en mi existir!...

¿Te pasa a ti

lo mismo que a mí?...

Te doy gracias

entonces, amor.

Cierra tus ojos, ciérralos...

También yo cierro los míos...

¿Qué sientes?

¿Te das cuenta?

Lo mismo que yo...

¡Alegría de estar

junto a mí...

y la mía...

al sentir tu mano

unida a la mía!

Eso quiere decir

que ambos sentimos

lo mismo el uno

hacia el otro.

¡Qué maravilloso es amar así!...

No me sueltes la mano,

abramos los ojos...

mirémonos...¡qué hermosa eres!...

Apoya tu otra mano

sobre mi corazón...

¿sientes su latir?...

¡Late por ti, por amarte como te amo!...

 

Derechos reservados de autor (Hugo Emilio Ocanto - 30/11/2013)