Que no te vendan gato por liebre, cuando abunde el hambre y se extienda la fiebre, de natura se concibe el hombre y en cumbre soluciones en la siembra, la sombra tras el huerto y su fragancia sempiterna, sí dsiparan armas o lanzan de piedras al aura, entre hiedras y ramas, ranuras extrañas demandan llaves perdidas, por sí dudas, demudados, adinerados de mentiras, tras las horas asesinas el final de la leontina dictamina el poder de la hipnosis, la tesis del fósil, lo fragil del dócil al tedio en rendirse, atarse a un final triste, distante, digiste que no beberías el elixir y pecaste, no es de chiste el fatal desgaste, el dolor que insiste en abrazarce, desvestirte y hacerte el amor, abandonarte en altamar sobre un barco a babor con tu estar, con el ancla en tu espalda, con la burda esperanza de volver a casa, cuando el cielo se inunda y la pena fracasa, fecunda distancia jarana.
\"Me río para no llorar\".
A. Di Stéfano (1926-2014)