poetalibre

LLANTO SIN LÁGRIMAS

 

Hablas por encargo del demonio,
sin que tu boca pare a respirar;
y ahora, del saber que me quisiste,
olvidándome quieres escapar.

Pues que hable, que murmure esa boca,
y en las lanzas de la indiferencia
ejecuten a mis dolientes oídos,
que no pondré resistencia.

Llora, si has de llorar también,
hazlo en silencio y en soledad,
de no ser capaz de explicarte
por qué me amaste de verdad.

Yo lloro y, en mi naufragio,
hasta dudo de mi existir,
pero puedo explicar mil veces
por qué te quise a ti.

Mi mundo, ahora más oscuro,
y mis ojos más rojos,
son la señal de mi agonía
y la razón de mi ahogo.

A veces te veo la calle cruzar,
llevas tu sonrisa de hiena
y ese traje de domingo,
con sus girones en la entretela.

Miras a los lados para cruzar,
altanera ante la multitud,
posando tus propias canas
y sentenciando mi juventud.

Quisiera desprenderme
de ese veneno mortal
al que la gente llama amor;
quisiera impregnar a mi alma
y a todos mis sentidos
con un fuerte antídoto
que desprenda tu olor.

Pues ya no quiero tus caridades,
ni dos palabras ante un altar,
porque ahora me sobran las almas
que me quieren amar...