No sé cómo hablarte,
ni cómo mirarte,
ni sé qué decirte;
quisiera acercarme,
tal vez reprimirme,
quizá distanciarme…
Quizá…
Mejor adorarte,
a solas pensarte
y luego escribirte,
ansioso esperarte,
parar de olvidarte;
así imaginarte,
contento soñarte:
¡Jamás despertar!
Y luego te miro
y vuelvo a mirar
y doy un suspiro
queriendo volar;
me vuelcan las alas,
me vuelcan las letras,
no salen palabras,
me tiemblan las piernas
y quedo pasmado
ante un espejismo,
ante una obra de arte
que no hay que tocar.
Y a veces me miras
y al tiempo sonríes;
confiada te acercas,
radiante te vives;
devuelves mi calma
sintiendo tu temple;
me dejas tranquilo,
contento de verte,
me dejas pensando
en cómo tenerte
y ocupas mi mente,
mi mente inconsciente
que empieza a volar.
No sé cómo hablarte,
ni sé qué decirte;
quisiera acercarme,
tal vez permitirme,
a solas pensarte,
de ti ilusionarme
y luego fundirme,
quizá enamorarme…
Quizá…