No concibo la poesía
sin cerveza,
sin garito maloliente
-que anteayer
fue un burdel-
sin palomas solitarias
surcando el cielo,
sin excéntricos
observando ratones
en el césped.
No concibo viernes,
sábado, domingo,
sin lunes de madrugada,
sin cuerdos de atar
vagando por las calles,
jurando que
dos más dos suman tres.
No concibo la semana
sin poemas en portafolios
que arrasan los rastrojos
de las penas.
Y si entre verso,
soneto y rima
dan las cinco,
-o quizás las seis-
no me despiertes;
déjame sonar
que lo que sueño,
es realidad.
BAKUNIN68