Los besos en la vega de tu pecho,
manos arando llanos de tu vientre,
distantes, con vacío satisfecho;
el frenesí en semillas, donde encuentre
fuentes secas en surcos elevados
que con lluvia de besos son regados.
Es la siembra de mano intensa, entre
el almácigo y campo abierto, en sol
y sombra, con riego de mirasol.
La vendimia del fruto de pasión que se centre
en las continuas siembras, en zafras de tu vientre.