No se puede amar sin amar,
no podré quererte
sin entrar en la vertiginosa corriente
del extrañamiento.
No podré pensar en ti
sin añorar mirarte a los ojos
y sentir que estás cerca.
Me he vestido de coraje
para no ser la magdalena
que transita por los pasadizos
de la nostalgia.
Pero la armadura es de avezados,
no de amantes.
Ni escudo, cinturón y espada
han servido,
utilidad fútil
para un corazón
que no puede no amar
porque el “no amor”
es un invento pueril
que cobija los fantasmas del miedo.
Porque el no-amor es un río
que me habita los adentros
queriendo desbordarme,
sin poder compartir contigo
su abundancia de peces,
es noche insomne
besos irrepetibles
un adiós de votivas campanas
doblando en una plaza vacía.
No amarte es, negarme,
borrar la calle del recuerdo
donde nos asomamos tantas veces
al vértigo del beso y la magia
dueños de un tiempo compartido
a retazos, bebido a tragos lentos.
El cielo se me baja a la mirada
cuando tu voz me llama
y es por eso que he decidido
retomar los pasos suspendidos intactos
en la memoria del alma
y proclamarte, amor;
limpio y sincero.
Edición conjunta Isska Coranit-Alejandrina