En Tu Nombre, Señor, tiro mis redes,
mis redes del día de hoy...
en el mar de la vida...
mis redes de amor...
Procuro peces grandes, ¡dorados!,
henchidos de ilusión...
procuro peces buenos,
que tengan corazón ...
En otros tiempos (idos)
he recogido pulpos,
también un tiburón...
mi cuerpo es testigo,
las marcas que te muestro...
y la mutilación.
Hoy, como todas las mañanas,
desde mi puerto, zarpo
con mi vela alzada,
sujeta al palo mayor
de mi férrea voluntad,
mi vela de esperanza...
mi puerto solitario...
¡dónde nadie me espera...!
Pero mi barco, temerario,
cual si corsario fuera,
desafiante ¡hunde su proa
en el mar del sol...!
no le teme a las olas
ni al furioso huracán,
las tormentas (he aprendido),
como vienen, se van.
Navegaré hasta la noche
y echaré una vez más,
mis redes en Tu Nombre...
¡mis redes de orfandad...!