Para:
Indra, también en Caracas.
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No importa si tu nombre
rezuma un sesgo histórico.
Tu adorable quietud apacible,
estoy seguro,
detendrá fuertes vientos
que quieren derrumbar tu celosía.
Mas, la paciencia jobiana
que he visto en tus miradas
será tu compañera,
será tu savia humana.
Ella hará que atravieses,
cual si fuesen de escarchas,
muros como estos, aurelianos,
que desafian milenios,
que se cambian de trajes,
pero sin la premura
de seres sin esperas,
de amores irredentos
que cruzan por tus manos.
Y tu vida-canción de la esperanza
verá los mundos nuevos
y hará orden del caos,
como en los himnos védicos.
Roma, Primavera del año 2006