Fuego llameante entre ondas candentes,
relumbran mis ojos, el amor es pasión,
al umbral del sol, el calor de las brazas
me eleva al interior de las heladas,
no siento frío y me arrullo en tu abrazo.
Cae el otoño y envejecen las hojas,
marchitas y amarronadas danzan al aire,
me recuerda a tus tristes instantes,
asedio a tu alma en alegría y ternura.
Con el zumbido eterno
que ensordece a las nubes,
me paseo entre el eco de tus labios,
relampaguea el invierno, ceden sus lagrimas,
ese llanto tempestuoso de ausencia
tiñe al cielo de luto y melancolía,
me recuerdan tus lagrimas,
tu tristeza osada y el silencio de la soledad.
Ha llegado la primavera y me acuerdo de ti,
como florecen tus ojos de brillo,
rocío y dulzura en tus mejillas,
¡como enterneces a la mirada con tus ojos!
Todo me recuerda a ti, nada es vacío,
aun si me pierdo en los bosques
recitan las aves baladas de ensueño,
parecidos a la melodía de tus palabras,
todo me recuerda a ti,
aromas, sensaciones, sonidos, gestos
y mil lugares que florecen de ti.
La brisa dibuja el vaivén en las palmeras
y me acuerdo de ti, de tu cabello ondulado,
tu cabello ondulado cortejado por el viento,
ha traído hasta mi el perfume de tu pelo.
Sirena encantadora que navega en mis sienes,
alucinaciones y fantasías que traen recuerdos,
como olvidar tu delgada figura,
el calor del verano te pinta la piel,
del dorado soleado, tu cuerpo es trigueño,
la hermosura de mis días está en tu mirada,
todo me recuerda a ti.