Perpetrado por el áureo corpúsculo
de tu existencia,
acelera el pulso de mis aguas,
en un reflejo que ahoga mi oscuridad…
Afloras natural
en la noche de mi lengua,
como un remanso de silencio,
ángel cósmico,
sílfide de la inocencia,
peregrina alada
en el fusilado laberinto del tiempo…
Introduces tu canto por mi ausencia,
como un extracto de ensueño
al invocar en secreto tu tez cristalina…
Pletóricos de inspiración
los ángulos pragmáticos de mi frente,
aúnan en campiñas transparentes,
que aseguran que sea tu grácil esplendor
el que se haga presente…