¡Amigo detén el paso!
¿no sientes las piedras calientes?
¿no sientes el dolor hiriente
de andar el camino sin zapatos?
¿O es que tú acaso
cansado de tanto andar
prefieres más bien caminar
así harapiento y descalzo?
Desde mi nacimiento
en alborada y en ocaso,
he caminado descalzo,
y eso ya no es sufrimiento.
Yo desafío al viento
y a las piedras del sendero,
resistencia hay en mis dedos,
al igual que en mis duras plantas
pues cuando mis pies avanzan
recorren el mundo entero.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela