Lo vi cruzando
la calle.
Y lo esperé en
la acera.
Escéptico lo
miré.
Sin darme
cuenta
siquiera.
¿No te aburres?
le pregunté.
De verlo todo
desde fuera.
Y desde dentro
también.
Dijo y se fue.
Y en la acera
me quedé.
Pensando en
lo tonto que
era.
Pues dentro de
mi lo oí decir.
Es que no te
enteras...
Rafael Pablo